viernes, 7 de mayo de 2010

Aburrimiento.









Fotos de hace un monton de tiempo. D:
Como me aburría!

lunes, 15 de marzo de 2010

The End.


Playlist = Smoke Without Fire --- Duffy [está en el "reproductor" por la letra S --->]





El sol anhelado de aquella mañana de invierno asomaba por la ventana de la habitación, hacía días que Max no podía disfrutar de aquella calidez y luminosidad en la mañana. Tan solo el día anterior, a la misma hora, se había despertado rodeado de lluvia, en el ambiente parecía residir la humedad, como si fuera su compañera de habitación, la humedad siempre estaba allí. Pero aquel día era diferente, todo era diferente.

Después de observar durante varios minutos el rayo de sol que se atrevía a entrar al cuarto por la ventana, el joven se estiró boca arriba en su cama, observando el techo para luego cerrar los ojos. Pero no pretendía dormirse ya que apenas se había despertado. Pero sí quería recordar, recordar la noche anterior, una que pensaba nunca llegaría, una noche la cual nunca olvidaría tampoco.
Tantas cosas habían cambiado.

Una sonrisa abarcó su rostro al recordar la mirada de Aleixandra. Al recordar el brillo en sus ojos. Había caído, al fin había logrado que la chica cediera a sus encantos, que le siguiera el “juego”. Así era como él lo veía, pero a decir verdad, era él el que había seguido, había sido él el que había decidido dejar de jugar. Ya que se había dado cuenta de la importancia que tenía aquella joven para él.
Había tardado en descubrirlo, demasiado podría decirse, demasiadas chicas que no eran ella, demasiados golpes en su mejilla por su parte, todo eso había tenido que ocurrir para que Max se diera cuenta de que ya no era el mismo, que desde que había visto aquellos ojos se había destinado a ella, aunque no quisiera creerlo, o no pudiera, su alma acabaría de la mano de ella de todas formas, tarde o temprano. Esta vez ocurrió tarde.

La sonrisa se esfumó rápidamente al recordar aquello, todo el tiempo que había perdido, todas las bromas y todas las chicas que había tenido que conocer para darse cuenta de que la única que ocupaba su mente era Aleixandra. Había sido un perfecto idiota con ella, al no darse cuenta de que ella no era una más, que era ella, debía ser la definitiva.
Pero todo aquello había pasado, lo que podría haber ocurrido hacía meses y meses atrás, había ocurrido la noche anterior, y en cuanto pasó los dos se dieron cuenta de que eso era lo que debían hacer, que los dos se pertenecían de una forma u otra.

•••


El día anterior Max se encontraba caminando por las calles oscuras, de regreso al lugar donde se hospedaba aquel día, un regreso un tanto deprimente pues no se encontraba en un nuevo pueblo para deshacerse de un demonio en una casa cualquiera, no se encontraba allí para ayudar a una familia aterrada, claro que no, Valentine se encontraba en aquel pueblo, y Max sabía que no descansaría hasta encontrarlo y poder deshacerse de él, y con eso poder evitar su maldición. Pero se le había escapado, otra vez.
El joven no tenía ganas de nada, no podía evitarlo, haber perdido a Valentine aquella noche era algo que le había quitado todas sus fuerzas, se sentía bastante débil pues comenzaba a pensar que no lograría acabar con él.
Entonces fue cuando se encontró con la mirada de Aleixandra, se encontró con ella y sonrió, pero no de forma pícara como habría hecho días atrás, no estuvo a punto de hablar para invitarla a un trago, no lo hizo, porque al ver sus ojos no sintió que fuera lo que en verdad quería, sino lo que sintió fue la necesitad de tenerla cerca, la necesidad de poder acariciar sus mejillas y sentir que ella estaba allí, y que no lo dejaría, porque en aquel momento la necesitaba, no lograba entender porque, o quizá sí comenzaba a hacerlo. Su cabeza comenzó a razonar y logró darse cuenta de que lo que en verdad quería no era aprovecharse de ella, no era irse a la cama con cualquier otra chica, lo que quería era poder estar con ella, simplemente eso, estar y hacerle sentir todo lo que él sentía por ella.

•••


Sin abrir los ojos el rostro de Max se giró para que cuando levantara sus párpados, su mirada se encontrase con el rostro pacífico y sereno de su acompañante, con las mejillas dulcemente encendidas y los ojos cerrados. El movimiento regular en su pecho indicaba que se encontraba durmiendo. Max no quiso despertarla.
Giró un poco su cuerpo para quedarse en frente de ella y poder admirar su silueta cubierta por la sábana blanca, la cual dibujaba su silueta a la perfección.
La mano del joven se precipitó a acercarse al cabello de la chica para devolver un mechón de pelo que se había soltado de su lugar. No quería despertarla.

La mano del joven se presentaba diferente a las otras veces. Max la observó detenidamente intentando descifrar aquella diferencia la cual sabía que estaba pero no podía darse cuenta de que se trataba.
Lo que nadie sabía era que el vórtice en su mano era lo último que la mirada de Maxwell Williams había podido ver.
Aquel era claramente el principio del fin. El fin de Maxwell. El fin de aquel monje que un día había sido un pervertido. El fin del nuevo Max, el que sentía, el que no se tomaba las cosas con Aleixandra como un juego. El fin de su vida. El fin de su existencia. Aquel fin que nunca debía haber llegado. Pero ¿a quién queremos engañar? Tarde o temprano todo sucede.

viernes, 26 de febrero de 2010

B&L




La oscuridad de la noche asomaba por la ventana de la Sala Común invitando a Lucius Malfoy a entrar y encontrarse con su amiga y compañera Bellatrix Black.

Los jóvenes cruzaron sus miradas por un instante y sonrieron. Las palabras sobraban, palabras mudas que no salían de sus labios para ser oídas, sino que lo hacían de sus miradas, que se concentraban en captar cada uno de los pensamientos, de los posibles comentarios del otro sin necesidad de tener que decirlos en voz alta. Así era como se comunicaban los amigos en aquel momento. Dolor, aquella era la palabra que más se repetía, sin apenas ser pronunciada una primera vez. Quizá era una sonrisa la que estaba asomando en sus labios en aquel momento.

Sí, Bellatrix sonrió, parecía que el joven Malfoy era el único capaz de robarle una sonrisa a aquella Slytherin.
Las manos del joven se posaron sobre los brazos de ella logrando que se levantara del sillón en el que estaba sentada, Bellatrix dudó entre romper aquella conexión entre ellos ya que se había convertido en una caricia, o dejarle, dejar que aquel momento continuara hasta quien sabe cuando, dejar que esa caricia significara algo más que una simple tomada de manos, que significara mucho más, palabras, sonrisas, felicidad, sí, esa que la joven Black mantenía escondida en su interior, porque no era que le faltara felicidad, esa no era la razón por la cual su rostro se tornó serio, sino que temía sacar aquella felicidad a la luz y correr el riesgo de que se esfumara al ser libre, que escapase de ella como un pájaro se escapa de su jaula esperando volar libre. Aquel era el mayor temor de la joven, poder demostrarle a su mejor amigo sus sentimientos, temía poder dejarse llevar por sus sentimientos y abandonarse a sus brazos dejando salir toda la felicidad que tenía dentro suyo para contagiarlo también a él. Pero la única cura que tenía aquel temor, la única forma de dejar de tener miedo, era, para Bella, estar con su amigo, era pasar el tiempo con él y sobre todo, era abandonarse a sus caricias.

Bellatrix Black sabía que siempre había sido una persona complicada, no esperaba que la gente la comprendiera, pues ni ella misma lo lograba. No podía entender como podía estar tan a favor del futuro al cual su hermana estaba predestinada, no había nada mejor que le pudiera pasar a Narcissa que casarse con Lucius Malfoy. Con su mejor amigo, con su mano derecha, con el hombre a quien amaba.
Porque, sí, Bellatrix amaba a Lucius, aquella era la peor de sus contradicciones. Lo amaba, pero también amaba a su hermana, a Cissy, y sabía que Malfoy era lo mejor para ella.

Sus miradas se encontraron, anhelando volver a verse por siempre; sus manos se entrelazaron como dos piezas de un puzzle deseando no separarse nunca; sus corazones se escucharon gritar la necesidad que tenían de oír los latidos de su compañero.
¿Y sus labios?

Sus labios, por fin, se juntaron logrando que una explosión de sentimientos aflorara en el interior de los jóvenes, sentimientos compartidos, sentimientos que ninguno sabía cual era de quien, no lo sabían, porque los compartían, todos y cada uno de ellos. Sentimientos totalmente ajenos al joven ahora emanaban de su piel.
Y sentimientos de los cuales ella no era dueña lograban que se erizara por completo.

Sus rostros se separaron unos centímetros, a duras penas, dando paso a las respiraciones entrecortadas.
Las palabras volvían a sobrar entre ellos en aquel momento, aquel momento tan intimo para los dos, pero que irónicamente sucedía allí, en la Sala Común, en un lugar donde cualquiera podía escucharles, cualquiera podía presenciar aquella escena, cualquier persona podría verla y disfrutar de lo que sus ojos veían. Claro que podían apreciar todo aquello, pero nadie podría sentirlo como ellos, nunca podrían saber qué era lo que pasaba en sus mentes en aquel momento o lo que su corazón podía estar gritando. Por su parte Bellatrix podía sentir todo aquello pero no se daba cuenta, no lograba tener consciencia de lo que estaba ocurriendo porque su pecho estaba saturado de sentimientos, y a la vez vacío de cualquier resto de corazón que pudiera quedar allí dentro, porque Lucius se lo había guardado con él, entero, con todo su amor, su cariño y a la vez con todas sus tristezas y odios, Lucius se lo había quedado, claro que lo había hecho. Y ahora tenía el poder de hacer con él lo que quisiera.

-Lucius...- el susurro de la voz de Bella pronunciando el nombre de quien en un momento había dejado de ser solo su mejor amigo para convertirse en algo más que eso. Luego, una caricia en la mejilla de la chica.

-Esto...esto no está bien.- sus rostros se separaron un poco más para poder mirarse a los ojos.
-No deberíamos hacer esto.- Bellatrix frunció el ceño intentando volver a donde estaban unos minutos antes y poder evitar lo que había pasado, pues aquello no era correcto, ella, no era la joven Black que estaba destinada a estar con Lucius Malfoy, no lo era, y ella lo sabía y también sabía que eso no le molestaba, que ella no anhelaba que el destino de su hermana fuera el suyo.


Pero ella no podía, no podía volver el tiempo atrás y volver a dejar todo como estaba antes, pero porque no quería hacerlo
Quería quedarse entre los brazos de su amigo, con la cabeza en sus hombros, hasta que el cansancio hiciera que los dos se separasen, quería descansar entre sus brazos, entre sus caricias, pues el joven Malfoy se había convertido en algo de lo que Bellatrix necesitaba, ella necesitaba quedarse a su lado porque solo allí podía asegurarse de que continuaba siendo una persona humana, alguien capaz de poder sentir algo profundo por alguien. Solo a su lado podía sentirse bien, podía sentir que aún tenía un corazón, pues solo con él podía sentirlo. Junto a Lucius se sentía débil y frágil, pero porque sabía que él podía protegerla, sabía que podía confiar en él su seguridad sabía que él estaba dispuesto a defenderla y eso le bastaba para estar bien. No necesitaba más, no necesitaba menos. Solo lo necesitaba a él y no iba a cambiar lo sucedido solo porque estuviera teóricamente mal, porque después de todo ella seguía siendo Bellatrix Black, y no estaba dispuesta a que nada ni nadie la sacara de su momento de paz.

Fue entonces cuando se abandonó a los brazos del joven, cuando desistió de su lucha interna y dejó que Lucius la atrapara, le permitió cuidarla y hacerse cargo de ella. Y cuando eso sucedió, el tiempo se congeló, se paró, como también paró el temor, el temor que se encontraba en el pecho de la joven Black, el temor a que su felicidad se escapara, porque Lucius se había encargado de atraparla entre sus brazos y estaba decidido a no dejarla ir. Nunca.

jueves, 15 de octubre de 2009

The Angel From My Nightmare ♫

Al fin, dejaré el post drama de Mischa después de como dos meses de escribirlo ._.

···

La noche debilita los corazones.
-¡Oliver!.

Un grito ahogado, Uno que tenía como dueña a una chica, ahora sentada en una cama. Con la respiración entrecortada pero a la vez acelerada, parecía que se asfixiaba, pero no, la muerte no le daría esa satisfacción, pues ella debía seguir aunque doliera, porque claro que dolía, y la vida sabía que cada vez que una lágrima recorría la mejilla de la chica, aquello solo podía significar una cosa: Sufro, sufro como nadie sobre la tierra.
El cabello revuelto caía por sus hombros mientras una fina película de sudor decoraba su frente y sus mejillas, como no, hervían.

Una pesadilla, eso era lo que había ocurrido, aunque el sueño no podría definirse como pesadilla.
Un recuerdo, el sueño le recordaba a su hermano, imágenes de Oliver, de la vida que había tenido juntos. Pero a medida que avanzaba el sueño, éste ya no era un recuerdo, sino un olvido. El rostro de su hermano se tornaba borroso y mientras ella intentaba reconstruirlo de daba cuenta de que no sabía cómo hacerlo. Pues estaba olvidando. Aquello fue lo que la hizo despertar de lo que acabó siendo su pesadilla aquel día, y aunque ella no lo sabía, lo sería durante los meses venideros.

Se sentó en la cama y una horrible sensación, una especie de vértigo se apoderó de ella. La joven se había vuelto pálida, más de lo normal.
El día ya había llegado, la ventana lo delataba. La joven se levantó de la cama con dificultad y logró llegar hasta la sala de la casa un tanto agitada mientras intentaba llegar a su destino lo antes posible.
Una vez en la sala tomó la foto que tenía de Oliver y la observó, por un momento el miedo la atrapó entre sus acogedores brazos, a los que nadie podía resistirse, eso era lo peor del miedo, que cuando consigue acercarse, te entregas a él de una forma inexplicable, una que solamente logra que te sientas tan vulnerable que todo duele. Y aquel miedo logró atrapar a Mischa, al darse cuenta de que sí se había olvidado del rostro de su hermano.
Y al volver a ver los ojos de Oliver, el corazón de Mischa se tranquilizó, logrando latir con normalidad, aunque ella sabía que eso significaba que su corazón también había tenido miedo de no poder recordar.

Justo en ese momento su respiración aún acelerada le recordó que necesitaba aire.
Al abrir la puerta el viento se coló dentro de la casa rozando cada parte del cuerpo de la joven, logrando que se diera cuenta de que no se había cambiado, que continuaba en pijama, pero eso no le importó, lo único que quería hacer era mirar el retrato de Oliver y grabarlo en su mente.

Se sentó en el jardín que decoraba la entrada de su casa y después de pasar varios minutos con la mirada perdida sobre la foto, la dejó en el césped, a un lado y se abrazó a sus rodillas mientras unas lágrimas aprovechaban para salir y ver la luz.
-Te echo de menos- no podía mentir, entre ellos no había secretos, solamente quería que su hermano lo supiera, pues no dejaba de culparse después de haber acabado así con todo, después de que las últimas palabras que habían salido de su boca en el hospital fueran de rencor.

martes, 8 de septiembre de 2009

.-.

Hoy no tengo ganas de escribir...pero quería poner una entrada porque esta asi como muertín, aunque paso mucho por aca, en verdad lo tengo todo el tiempo abierto por la música *----*
Me la paso buscando los videos de las canciones que tengo para ponerlos xD.
BTW les obligo a que escuchen las canciones ò.o igual buscan alguna que quieran..estan por orden, fácil.

Emmm nose, hoy me desperté tempranisimo y ahora me muero de sueño.
Algún día escribiré algo de La Ladrona de Libros, que por cierto TODOS tienen que leerlo.
Ahora creo que iré a leer un rato y a dormir hasta las 16:30 o las 17:30 que me viene a buscar mi madre, aunque creo que vendrá a las 16:30 porque el día está medio feo...

Bueno dejo la letra de Hurt (creo que voy a ir dejando letras de canciones tipo el flog..pero no tan seguido O.O solamente de las canciones que me pegan en ese día)

Algún día escribiré algo lindo y lo subiré...pero ahora no que el maldito post drama de Mischa me quitó toda la inspiracion, fucking post.
Creo que lo subiré algún día por aca, aver si se trata de subirlo y me viene la inspiración, quizá y es porque está guardado .-.

Bueno fue el delirio se cuidan, aunque dudo que muchos lean esto :/.

---

Seems like it was yesterday when I saw your face

You told me how proud you were but I walked away
If only I knew what I know today

I would hold you in my arms
I would take the pain away
Thank you for all you've done
Forgive all your mistakes
There's nothing I wouldn't do
To hear your voice again
Sometimes I want to call you but I know you won't be there

I'm sorry for blaming you for everything I just couldn't do
And I've hurt myself by hurting you
Some days I feel broke inside but I won't admit
Sometimes I just want to hide 'cause it's you I miss
You know it's so hard to say goodbye when it comes to this

Would you tell me I was wrong?
Would you help me understand?
Are you looking down upon me?
Are you proud of who I am?
There's nothing I wouldn't do
To have just one more chance
To look into your eyes and see you looking back

I'm sorry for blaming you for everything I just couldn't do
And I've hurt myself
If I had just one more day, I would tell you how much that
I've missed you since you've been away

Oh, it's dangerous
It's so out of line to try to turn back time

I'm sorry for blaming you for everything I just couldn't do
And I've hurt myself
By hurting you.

viernes, 4 de septiembre de 2009

Recuerdo

Me levanto temprano moribundo, perezoso resucito, bienvenido al mundo. Con noticias asesinas me tomo el desayuno.

Camino del trabajo, en el metro, aburrido vigilo las caras de los viajeros: compañeros en la rutina y en los bostezos. Y en el asiento de enfrente, un rostro de repente, claro ilumina el vagón. Esos gestos traen recuerdos de otros paisajes, otros tiempos, en los que una suerte mejor me conoció.

No me atrevo a decir nada, no estoy seguro, aunque esos ojos, sin duda, son los suyos, más cargados de nostalgia, quizás más oscuros. Pero creo que eres tú y estás casi igual, tan hermosa como entonces, quizás más. Sigues pareciendo la chica más triste de la ciudad. Cuánto tiempo ha pasado desde los primeros errores, del interrogante en tu mirada. La ciudad gritaba y maldecia nuestros nombres, jóvenes promesas, no, no teniamos nada.

Dejando en los portales los ecos de tus susurros, buscando cualquier rincón sin luz. Agárrate de mi mano que tengo miedo del futuro, y detrás de cada huida estabas tú.
En las noches vacías en que regreso solo y malherido, todavía me arrepiento de haberte arrojado tan lejos de mi cuerpo. Y ahora que te encuentro, veo que aún arde la llama que encendiste. Nunca, nunca es tarde para nacer de nuevo, para amarte.

Debo decirte algo antes de que te bajes de este sucio vagón y quede muerto. Mirarte a los ojos, y tal vez recordarte, que antes de rendirnos fuimos eternos.


Me levanto decidido y me acerco a tí, y algo en mi pecho se tensa, se rompe.
-¿Cómo estás? Cuánto tiempo, ¿Te acuerdas de mí?

Y una sonrisa tímida responde:

-Perdone, pero creo que se ha equivocado.

-Disculpe, señorita, me recuerda tanto a una mujer que conocí hace ya algunos años.

Y más viejo y más cansado vuelvo a mi asiento, aburrido vigilo las caras de los viajeros: compañeros en la rutina y en los bostezos.

miércoles, 2 de septiembre de 2009

Vértigo

Recibiré postales, del extranjero, tiernas y ajadas.
"Besos, recuerdos.
¿Cómo están todos?
Te echo de menos...
cómo pasa el tiempo"


Seremos otros, seremos más viejos. Y cuando por fin me observe en tu espejo, espero al menos que me reconozca, me recuerde al que soy ahora.

Aquellas manos, aquella mujer. Aquel invierno no paraba de llover. Perdona que llegue tan tarde, espero saber compensarte.
-Estás tan bonita, te invito a un café.
-La tarde es nuestra, desnúdame.


Tras el relámpago te decía siempre "recogeré flores en tu vientre".
Otro hombre dormirá contigo, y dará nombre a todos tus hijos.
Ven acércate a mí, deja que te vea, que otras primaveras te han de llevar muy lejos de mi.

Vértigo que el mundo pare, que corto se me hace el viaje.
Me escucharás, me buscarás cuando me pierda y no señale el norte la estrella polar.

Las frías mañanas en la facultad, tu casi siempre huías conmigo al bar y me enfadaba si preferías el aula a mi compañía.
Sobre la mesa, botellas vacías, que sano es arrancarte esa risa, y ahora cambiemos el mundo amigo, que tu ya has cambiado el mío.
¿Qué haré cuando te busque en la clase, y mi eco me responda al llamarte?. Otros vendrán y me dirán que te marchaste, que te cansaste ya de esperar.

Vértigo que el mundo pare, que corto se me hace el viaje.
Me escucharás, me buscarás cuando me pierda y no señale le norte la estrella polar.

Y la ronquera, los traicioneros nervios que me atacan antes de cada concierto. Viejas canciones, antiguos versos, espero que tenga algún eco.
Y en el futuro espero compañero, hermano, ser un buen tipo, no traicionaros. Que el vértigo pase y que en vuestras ventanas luzca el sol cada mañana
Pero basta de lamentos, brindemos que es el momento. Que estamos todos o no falta casi nadie, que hay que apurar la noche que acaba de empezar.

Vértigo que el mundo pare, que corto se me hace el viaje.
Me escucharás, me buscarás cuando me pierda y no señale el norte la estrella polar.

Vértigo, Ismael Serrano